jueves, 3 de noviembre de 2011

MINUTO 111. El minuto que cambió mi historia


El árbitro Aron Schmiduber decreta falta a la frontal del área. Después de la caída de Eusebio, provocada por Invernizzi, el Barça tendrá una excelente ocasión de gol. Una falta perfectamente centrada a escasos metros de la media luna. Muy protestada por todos los componentes de la Samp, pero que ahora se resignan a defenderla.

Es el minuto 111 de la segunda parte de la prórroga. Ni Barça ni Sampdoria han conseguido todavía, traspasar la portería rival. El Barça, con uno de los mejores xutadores de faltas, Koeman, tiene una oportunidad de oro. El estadio de Wembley sigue vibrante y expectante por el desenlace del partido. Los casi 71.000 espectadores esperan que uno de los dos equipos se convierta con el rey de Europa.

El árbitro coloca la barrera del equipo italiano. Una barrera humana, que tendría que estar a 9,15 metros. Bakero pero, hace gestos ostensibles con los brazos hacia el colegiado quejándose de la barrera. Incluso Roenald Koeman pide la distancia reglamentaria. Da la sensación que la barrera se avanza despacio. La barrera está formada por siete hombres: Renato Buso, Lombardo, Lanna, Roberto Mancini, Gianluca Valli, Vierchowod y Mannini. Ante estos siete hombres, tres barcelonistas, vestidos de naranja: Bakero, Stoitchkov y Koeman. En su propiedad y quieta en el suelo, la pelota del partido.



Esta, dispuesta a ponerse en movimiento cuando el señor de negro, haga sonar su silbato.

El árbitro se acerca una vez más y pide a los jugadores de la Samp que cumplan la distancia reglamentaria. Los italianos se sitúan medio metro dentro del área. Gianluca Pagliuca, el portero del equipo de Génova, se encuentra debajo de los tres palos. Con la intención de seguir parando todas las ocasiones de los azulgrana de aquella noche; y de este modo, convertirse con el nuevo Dukadam.

El señor Schmiduber hace sonar el silbato. La toca Stoichkov, la para Bakero y pica Koeman.

El chut del holandés sale proyectado a una velocidad inimaginable. Vierchewod y Mannini han salido disparados de la barrera para obstaculizar el tiro. El cuero pero, pasa entre sus dos cuerpos y atraviesa el área a una velocidad endemoniada. Dirección portería. Pagliuca, ha hecho dos pasitos hacia la izquierda creyendo que el chut iría por sobre la valla. Intenta rectificar su movimiento para recuperar el espacio que él mismo ha perdido. Demasiado tarde. El chut de Koeman atraviesa la línea de gol por la derecha de la portería mimando la red. La pelota ha salido limpia del pie derecho del cuatro del Barça, para ir a parar al fondo de la portería sin que nadie lo pare.

Llega el frenesí. Koeman se convierte con el Dios de Wembley. Sale disparado hacia la línea de banda a celebrarlo. Los componentes del equipo, enloquecidos y superados por la situación, abrazan al rubio holandés. Incrédulos ven como aquel sueño se ha convertido en realidad. Los forófos culers presentes en el templo, ya por siempre jamás más del barcelonismo, comparten su euforia con sus compatriotas de viaje y de partido.

Koeman acaba de chutar para la historia.

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