martes, 14 de junio de 2011

Al Pacino Barça

Hace 16 días. 16 días que Abi levantó la 4a Champions para todos nosotros. "Aquests no fallen", les autopresionaba Pep en la celebración de la liga del 2010. Unas palabras, que no cómo otros, se pueden sacar a lucir y estar orgullosos de este equipo. La verdad es que no, no fallan. Parece sencillo el baile.

Pues después de estos 16 días, da la sensación de que ese recuerdo esta ya muy enterrado. El gol de Messi sacando la rabia con ese zapatazo ya se olvidó. Y la cuarta Champions reposa en las vitrinas del museo azulgrana. Eso sí, al lado de tres más.

La Champions reposa tranquila. Sabe que se ha sufrido y conoce lo dura que ha sido la temporada. Se acuerdan de ese partido contra el Rubin en Kazan? O de la ida del Emirates? De ese "gesto" de Van Persie mordiéndose el dedo y metiendo el miedo en el cuerpo a todos los culés? Igual que el gol en propia puerta de Busquets en la vuelta en el Camp Nou. O se acuerdan del xute de Cristiano en el Bernabéu que Valdés no fue capaz de atajar?

Para rubricarla, esta vez llegó el escándalo. Un baile de salón. Un tango al más estilo Al Pacino en Esencia de mujer. Ciegos, como el coronel representado en la película de Martin Brest por Al Pacino, el Barça bailó con el balón y detrás iban los 11 diablos rojos acompañando la música que sonaba por la marea azulgrana que llenaba Wembley.

Con el tango de fondo, el Barça acabó con una Champions que había empezado el mes de Mayo pasado con las palabras de Guardiola diciendo "Aquests no fallen". Una Champions que acerca al Barça un poco más entre los grandes y que también como dijo el Gurú, "fa poc en teníem zero".

La Champions es el más grande trofeo. Lo tenemos. Han pasado ya 16 días desde ese tango que sonó en la capital de la Gran Bretaña. Hace 16 días que el Big Ben oyó la melodia azulgrana con los jugadores del Barça dando cada paso a la perfección. Ni más largo ni más corto. Sin pisarse uno a otro. Después de una temporada muy y muy difícil, donde muchos intentaron silenciar esa mágica música, llegó el gran día. El concierto que todo el mundo esperaba. Y ellos, como Al Pacino, no fallaron. Sabían, a ciegas lo que había que hacer. No hacía falta muchos más. Pero lo mejor no es eso, sino que lo hicieron y se llevaron los aplausos de todo el planeta.

Después del 28 ya todos se han olvidado de ese tango que sonó en una final de la Champions. Nuevos intérpretes llaman a la puerta. De momento habrá que esperar. Mientras los periódicos llenan las portadas de caras nuevas, yo seguiré disfrutando de mi tango. Gracias Barça.